Un viaje al origen del universo con el telescopio espacial James Webb

Resumen generado por IA

El telescopio espacial James Webb (JWST), lanzado en enero de 2022, representa un hito tecnológico y científico para la humanidad. Ubicado en el punto de Lagrange L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, este telescopio reemplaza al Hubble y al Spitzer, y es resultado de la colaboración entre 17 países y tres agencias espaciales: NASA, ESA y CSA. Su misión principal es observar las primeras galaxias formadas en el universo, descubrir exoplanetas y analizar la composición química de sus atmósferas, lo que ampliará nuestro conocimiento del cosmos.

El JWST cuenta con un parasol de cinco capas que protege sus espejos y lentes de la intensa luz solar, permitiéndole captar imágenes en el infrarrojo medio y cercano con una precisión sin precedentes. Equipado con instrumentos avanzados desarrollados por las agencias colaboradoras, puede estudiar objetos fríos, realizar espectroscopías múltiples y analizar detalles químicos y físicos de cuerpos celestes lejanos. Su construcción, que duró 15 años y costó cerca de 9.000 millones de euros, ha impulsado sectores como la aeroespacial, química y óptica, generando empleo y oportunidades de negocio.

Además, el legado del James Webb trasciende la astronomía: la innovación tecnológica derivada de proyectos espaciales ha beneficiado a la vida cotidiana mediante avances en medicina, energía, seguridad y más. Aunque los resultados científicos aún están por descubrirse plenamente, la historia muestra que la exploración espacial impulsa desarrollos con impacto directo en la sociedad.

El telescopio espacial James Webb, sustituto del Spitzer y el Hubble, ya observa el origen de las galaxias.

A mediados de enero de 2022, el telescopio espacial James Webb (JWST) abría sus alas y se aproximaba lentamente al punto de Lagrange L2 del sistema Sol-Tierra. Allí descansará a un millón y medio de kilómetros de nuestro planeta mientras observa el cosmos por nosotros. Esta pieza de ingeniería, en desarrollo desde 1996, constituye un paso más en la carrera espacial y un hito para la humanidad. 

¿Qué es el telescopio espacial James Webb? 

El James Webb es el mejor telescopio espacial jamás diseñado y enviado al espacio exterior. Allí sustituirá al telescopio espacial Hubble y al Spitzer —retirado en 2020—. Además, es el precursor del Nancy Grace Roman. 

Al hablar del James Webb lo hacemos también del poder de la cooperación: hasta 17 países han colaborado en su construcción y lo operarán en conjunto tres agencias espaciales —la NASA (EEUU), la ESA (Europa) y la CSA (Canadá)—. Está claro que el concepto de carrera espacial ha cambiado mucho desde que Estados Unidos y la URSS se picaban por ver quién llegaba antes a la Luna. 

Entre los muchos objetivos del James Webb están la observación de las primeras galaxias —tan lejanas que la luz de su formación llega ahora a nuestro sistema solar—, el descubrimiento de exoplanetas e incluso la composición química de sus posibles atmósferas. 

Un factor de protección solar de un millón 

Tras un viaje de un mes, el telescopio espacial llegó con éxito a la órbita de halo de L2, un punto estable ubicado más allá de la línea que forman el Sol y la Tierra. Su parasol, una maravilla de la ingeniería de 21 metros por 14 metros y cinco capas, protege los 18 espejos de berilio cubiertos de oro y las lentes ópticas con un factor de protección solar de un millón. 

Gracias a este gigantesco panel flexible, el James Webb podrá observar galaxias en perpendicular al plano de la eclíptica —el plano que recorren los planetas con excepción de Plutón— sin que la potente luz solar afecte a las mediciones. Para ello tiene varios instrumentos: 

  • Instrumento para el Infrarrojo Medio (MIRI), para observar objetos fríos y realizar un mapa espectroscópico. Desarrollado por la ESA y la NASA. 
  • Cámara para el Infrarrojo Cercano (NirCAM), capaz de ver los objetos más lejanos jamás observados, de la NASA. 
  • Cámara para el Infrarrojo Cercano y Espectrógrafo sin Rendija (NIRISS), que podrá estudiar temperaturas, masa o composición química de los objetos (CSA). 
  • Espectrógrafo para el Infrarrojo Cercano (NIRSpec), que hace lo propio en hasta 200 objetos de la banda del infrarrojo a la vez (ESA). 

La enorme importancia tras la innovación del James Webb 

Este telescopio, que ha tenido hasta la fecha un coste cercano a los 9.000 millones de euros, es uno de los proyectos científicos y tecnológicos más importantes de la humanidad. No solo por el hito que supone para la carrera espacial la cooperación de tantos países, o por lo descubierto a millones de años-luz. 

La construcción del James Webb —un viaje de 15 años—, ha supuesto un impulso decisivo a la industria aeroespacial, química y óptica. A estos sectores hay que unir muchos otros afectados por la capacidad tractora de este tipo de proyectos internacionales, que se traduce en empleos de calidad o impuestos, entre otros. Y es que, tal como recoge nuestro informe ‘Comercialización del Espacio’ del Future Trends Forum, los avances tecnológicos y la investigación científica en este campo ya está propiciando nuevas oportunidades de negocio.

Por descontado, el proceso científico tras el proyecto tendrá también un importante impacto positivo en la vida de las personas. Aunque cuesta ver la relación entre observar la química atmosférica de los exoplanetas y el ciudadano de a pie, la tecnología descubierta en el proceso de innovación durante la exploración espacial lleva décadas ofreciendo beneficios. 

El TAC médico, la tecnología solar fotovoltaica, la cirugía láser, los alimentos deshidratados, los detectores de humo, las gafas de sol polarizadas o los modelos climáticos más fiables son algunas de las miles de innovaciones desarrolladas gracias a los fondos de la exploración espacial y descubrimientos accidentales. Solo el tiempo dirá cuáles derivarán del James Webb.