Resumen generado por IA
Desde el inicio de la era espacial, la investigación en el espacio ha sido fundamental para el avance científico. El lanzamiento del Sputnik 1 permitió estudiar la atmósfera superior y la ionosfera mediante la observación de su órbita y señales de radio, sentando las bases para el uso de satélites en diversas áreas científicas como astronomía, biología y ciencia de materiales. Tradicionalmente, los principales clientes de estas investigaciones espaciales han sido agencias gubernamentales, universidades y grandes laboratorios.
Sin embargo, la popularización de los CubeSat, unos microsatélites económicos fabricados con componentes estándar, y la reducción de costos en lanzamientos han abierto el mercado a empresas privadas. Compañías como NanoRacks facilitan a instituciones y empresas el diseño y lanzamiento de sus propios experimentos, impulsando la comercialización del espacio. A pesar de este crecimiento privado, se estima que la investigación básica seguirá siendo mayoritariamente financiada por gobiernos, cuya inversión actual es de aproximadamente 73.000 millones de euros anuales y podría alcanzar los 160.000 millones para 2040, incluyendo la exploración espacial.
En una entrevista con Álvaro Giménez, Director de la Fundación CSIC, se destaca que la comercialización del espacio es una oportunidad para que empresas, especialmente españolas, impulsen la ciencia y maximicen el rendimiento de la inversión pública, haciendo posible realizar más investigación con los mismos recursos.
La Investigación en el espacio se presenta como una de las aplicaciones con más desarrollo de la industria espacial.
Desde el día uno de la era espacial estamos haciendo investigación acerca del espacio y en el espacio. El Sputnik 1 permitió estudiar la densidad de las partes más altas de la atmósfera por los efectos que el rozamiento con ella tenían en la órbita del satélite; la propagación de las señales de radio que emitía sirvió también para estudiar la ionosfera. Así que esta es probablemente una de las aplicaciones más comunes de la industria espacial a la hora de fabricar satélites, sondas espaciales y los instrumentos y sistemas que van a bordo de ellos.
Hasta ahora los clientes han sido fundamentalmente agencias gubernamentales –incluyendo las agencias espaciales– e instituciones como universidades y grandes laboratorios que investigan en prácticamente todos los campos como por ejemplo astronomía, ciencia de materiales, biología, etc.
Pero gracias a la popularización de los CubeSat, unos microsatélites que se fabrican con componentes estándar, lo que les da un precio muy asequible para tratarse de satélites, y al abaratamiento de los lanzamientos, hay cada vez más empresas que se están animando a lanzar sus propios experimentos al espacio ya sea para desarrollar nuevas tecnologías que vender a otras empresas o hacer sus propias investigaciones. Empresas como NanoRacks, que ayudan a instituciones y otras empresas en el proceso de diseñar sus propios experimentos y satélites y en el de ponerlos en órbita están abriendo aún más este segmento del mercado.
De todos modos lo más previsible es que en el futuro, y en especial si hablamos de investigación básica, siga dominado por las inversiones realizadas por gobiernos, que en la actualidad rozan los 73.000 millones de Euros anuales y que para 2040 se estiman en unos 160.000 millones de Euros, aunque hay que tener en cuenta que este dinero también es el que financia la exploración espacial.
Los beneficios del espacio para la investigación científica
Entrevista a Álvaro Giménez, Director Fundación CSIC, en la XXXI reunión del Future Trends Forum sobre la Comercialización del Espacio.
Álvaro destaca la capacidad de las empresas españolas para encontrar nuevas oportunidades en el espacio. En opinión de Álvaro, la comercialización del espacio permitirá hacer más ciencia con la misma inversión.
Director General en Fundación CSIC