Qué es un green data center y cómo contribuye al cuidado del medioambiente 

Resumen generado por IA

La sostenibilidad y la tecnología son fundamentales para construir la sociedad del futuro, pero el almacenamiento y procesamiento masivo de datos (big data) demandan grandes cantidades de energía, generando un impacto ambiental significativo. Los centros de datos consumen cerca de 200 teravatios-hora al año, equivalente a un 0,3 % de las emisiones globales de carbono. Para mitigar este impacto, surge el concepto de green data center, que busca minimizar el consumo energético y la huella ambiental mediante un diseño eficiente que optimiza el uso de electricidad, agua y materiales, además de garantizar mediciones precisas y transparencia en su rendimiento.

El índice Pue (Power Usage Effectiveness) es la medida clave para evaluar la eficiencia energética de estos centros, considerando tanto la energía destinada a los equipos informáticos como a los sistemas auxiliares, especialmente la refrigeración, que representa el mayor consumo. Se emplean técnicas avanzadas como el free cooling, refrigeración natural, y sistemas innovadores como la refrigeración por inmersión con líquidos especiales. Además, algunas empresas aprovechan aguas marinas y bajas temperaturas de ciertas regiones para enfriar sus instalaciones y reutilizan el calor generado para otros fines, aumentando la eficiencia global.

Compañías líderes como Google y Microsoft aplican inteligencia artificial y métodos sostenibles para reducir el consumo energético. Sin embargo, con el crecimiento del edge computing y la demanda de datos, es vital que la sostenibilidad sea un eje central en el diseño de nuevos centros de datos. Adoptar green data centers no solo protege el medio ambiente, sino que también ofrece ventajas económicas al mejorar la eficiencia y reducir costos para los clientes.

El uso masivo de los datos obliga a pensar en nuevas soluciones para su almacenamiento que minimicen el impacto en el medioambiente como son los Green Data center.

Sostenibilidad y tecnología son los dos pilares sobre los que tratamos de construir la sociedad del futuro. Si, por un lado, los datos son el combustible indispensable de la tecnología, por otro, su ‘extracción’ y almacenamiento en los servidores requiere enormes cantidades de energía. Por eso es urgente encontrar soluciones capaces de mantener el big data, pero consumiendo muchos menos recursos. El concepto de green data center nace de esta necesidad y es un ejemplo de gestión de big data en clave sostenible. 

La cantidad de datos producidos por las aplicaciones y la necesidad de almacenamiento en la nube aumenta cada año. Los centros de datos consumen 200 teravatios-hora (TWh) al año. Un consumo de energía superior al de algunos países, lo que corresponde al 0,3 % de las emisiones globales de carbono.  

Qué es un green data center 

Un green data center es una estructura que minimiza el impacto ambiental gracias a ciertos elementos clave de su diseño. Por ejemplo, el uso de electricidad y agua, la producción de CO2 y los materiales utilizados para producir los equipos en su interior. Para ser verdaderamente sostenibles, estas instalaciones deben optimizarse de muchas maneras y durante todo su ciclo de vida. 

También se debe garantizar la precisión de las mediciones y la transparencia. De hecho, sin un verdadero conocimiento del rendimiento del centro de datos, las empresas no podrán limitar la cantidad de CO2 producido por la instalación ni reducir el volumen de recursos utilizados.  

El parámetro utilizado para ‘medir’ la sostenibilidad de un centro de datos se llama Pue – Power Usage Eectiveness. Se calcula la energía utilizada para alimentar los distintos dispositivos activos y los servicios auxiliares (climatización, cámaras de vigilancia, sistemas de control). La relación entre el consumo total y el de los equipos informáticos corresponde al índice Pue. 

Muchos de los factores clave que caracterizan a los centros de datos son invisibles. Incluyen elementos externos como mejorar la disipación de calor, o internos, como el diseño de flujos de aire. En los últimos años se ha registrado un uso cada vez mayor de sistemas de refrigeración como el free cooling o el free chilling, que ofrecen resultados muy superiores a los sistemas de climatización tradicionales. La refrigeración de las máquinas, de hecho, es el proceso que implica el mayor consumo energético. Por otro lado, la optimización de los flujos de aire a través del aislamiento ha permitido una refrigeración más eficaz de los espacios. 

Refrigeración natural y en las aguas marinas  

Para reducir el consumo energético de los centros de datos se están implementando múltiples estrategias, como el almacenamiento de energía o paneles solares, así como la refrigeración por inmersión, la solución propuesta por la startup barcelonesa Submer, que ha patentado su propio líquido refrigerante. Además, hay varias opciones disponibles para evitar desperdiciar la energía que alimenta los sistemas de refrigeración y reutilizarla, por ejemplo, para calentar edificios vecinos u otras estructuras industriales. 

También está creciendo el interés en estructuras ubicadas en regiones donde las temperaturas son bajas para aprovechar el enfriamiento natural, o free cooling. Algunos incluso piensan en la refrigeración submarina para aprovechar las bajas temperaturas y las corrientes, como hizo Meta para su centro de datos Papillion.  

Por su parte, Google ha apostado por la inteligencia artificial, reduciendo el consumo un 40% y mejorando la eficiencia energética. Además, en su sede de Finlandia, Big G también utiliza agua de mar para reducir las temperaturas en su centro de datos. Microsoft hace lo mismo en las aguas del norte de Escocia. 

Sin embargo, si consideramos los aspectos prácticos de la difusión del edge computing, que requerirá mayores cantidad de datos, estas opciones son solo una parte de la solución al problema. Por lo tanto, es fundamental que la sostenibilidad sea un elemento central en el diseño de las nuevas estructuras. Apostar por un green data center no solo permite respetar el medioambiente, sino que implica importantes ventajas económicas: una infraestructura más eficiente podrá ofrecer mejores precios a sus clientes.